indoor

En la ciudad capital del pais del olor me iba a visitarlo. El trabajaba, así que tenía que salir a recorrer sola. Tuve que lavar antes toda la ropa del largo viaje que me llevó hasta ahí, y para colgarla no había lugar, tuve que salir por el pasillo hacia la escalera, de ahí una plaza peatonal cerrada y una calle ancha con tiendas entre las que había un cable de tendedero. Todo lo averigüé preguntando a un par de peluqueras que trabajaban en una galería por la que pasé, que me ofrecieron perfumes que no me gustaron. Llegué a la gran calle de las tiendas y colgué la ropa. Se me hizo tarde y me costó encontrar el camino de vuelta. Cuando al fin llegué él ya había partido en el viaje que íbamos a hacer, en su lugar estaba una amiga que acababa de tener un hijo, su marido, todos frenéticos armando bolsos y maletas y yo con toda mi ropa colgada con la gran calle que a esa hora ya había cerrado. Era viernes, ya no podía recuperarla, pero fui de todas formas, ya me había aprendido el recorrido, pero llegué trde, las peluqueras me retaron y tuve que devolverme. Cuando llegué de nuevo aldepartamento solo estaba el marido de la mujer que había tenido un hijo. Ella se había ido tambien al viaje. A él le había crecido el pelo y se lo estaba trenzando en algo que terminó siendo una especie de corona de pelo. Él se puso a llorar cuando oyó que aluien le decía colorín, porque creía que tenía el pelo negro. Fue entonces cuando me di cuenta que estaba desnudo, que tenía mucho pelo en el cuerpo y que en dos segundos me iba a hae una confesión. Antes que pudiera hablar, dos hombres altos, más o menos velludos que él, salieron riéndose desnudos y con tacos muy altos del edificio de dos pisos en cuyo portal estábamos ambos abandonados, y me lo confesó todo con muchas lágrimas y yo me reí y le dije que todo estaba bien. Y todo estaba bien.

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